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EL CANNABIS, A LA CONQUISTA DEL CAMPO.

Este año surgieron los primeros proyectos para comenzar su producción en Argentina. En Estados Unidos ya está instalado como una alternativa de fuste.

La producción de cannabis va ganando espacio en los campos del mundo. Aunque con pequeños pasos, este cultivo se está mostrando cada vez más como una alternativa posible en distintas latitudes, ya sea con fines recreativos (en aquellos países donde está autorizado su consumo), medicinales o incluso industriales. Hay que dejarlo claro: las cualidades de esta planta van mucho más allá de la fama que todavía sobrevive en el imaginario colectivo de nuestra sociedad.

En Argentina existen varios proyectos que si bien son incipientes van mostrando el inicio de una tendencia que podría cobrar cuerpo en el mediano plazo. Al menos cuatro provincias (San Juan, Jujuy, Buenos Aires y Santa Fe) tienen en carpeta la posibilidad de destinar algunas hectáreas a esta producción, aunque su objetivo varía según la localización. Este año el gobierno nacional definió los requisitos para habilitar predios en los que se pueda sembrar marihuana, en línea con una ley aprobada el año pasado.

La noticia que tomó mayor trascendencia fue la adquisición de 819 hectáreas por parte de la firma canadiense Wayland Group, que pagó 8,5 millones de dólares para cultivar en tierras cuyanas. "La industria del cannabis medicinal es una de las áreas de negocios de mayor crecimiento en el mundo, tanto por lo que implica en el sector de la salud como por el alto rendimiento económico por hectárea", dijo el gobernador Sergio Uñac, quien está trabajando en una normativa que permita el trabajo a campo.

La inversión de la compañía norteamericana trae aparejada la construcción de una planta de energía solar de 20 MW, lo que significa un desembolso de 20 millones de dólares adicionales. Hay más: según medios locales se encuentra sobrevolando la posibilidad que la estadounidense Green Leaf también cierre un negocio similar. La marihuana funciona así como una puerta de entrada para la diversificación de una economía regional que -al igual que la mayoría- hoy no pasa sus mejores días.

En Jujuy, Buenos Aires y Santa Fe los proyectos tienen una escala más experimental que comercial y vienen de la mano de emprendimientos que está llevando adelante el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para producir aceite a base de cannabis sativa para uso medicinal. El presidente de la entidad Juan Balbín explicó oportunamente que se trata de una "gran oportunidad para generar una producción netamente exportable".

Según la resolución nacional que se aprobó este año y funciona como reglamentación de la "Ley de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados", para que los campos sean autorizados deberán ser sometidos a inspecciones a cargo del ministerio de Seguridad, que dispondrá de personal capacitado para tales efectos y elaborará un informe que contenga un sistema de seguridad apto para el uso eficiente de los recursos. Además, se contemplarán condiciones como la situación medio-ambiental y poblacional de las zonas linderas, las vías de aproximación y escape, el sistema de guardia y la estructura edilicia, entre otros aspectos.

En el norte también

No se trata solo de una tendencia local. En Estados Unidos la marihuana es visualizada como una alternativa para los productores de soja afectados por la guerra comercial con China, ya que las pérdidas que generó este enfrentamiento podrían ser rápidamente recuperadas por las potenciales ganancias en la venta de cannabis (la cual cobró mayor impulso desde que Canadá legalizó su uso recreativo).

Esta posibilidad aparece como potable luego que muchos agricultores tabacaleros hayan dejado su producción tradicional como consecuencia de la baja en el consumo de cigarrillos. Buena parte de ellos -ubicados en el Estado de Kentucky- ya realizaron el cambio hacia el cáñamo, una variedad que no tiene psicoactivos. Por caso la firma dueña de la marca Marlboro realizó hace pocas semanas una inversión de 1.800 millones de dólares en la compañía como una forma de encontrar nuevas vías de crecimiento.

Además de los fines recreativos y medicinales, el cáñamo es un producto agrícola con alta versatilidad, el cual puede funcionar como insumo para producir más de 25.000 otros productos, como papeles, textiles, cosméticos, combustibles, pinturas, ropa, alimentos, materiales aislantes y de construcción, medicinas y bioplásticos.

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