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GRACIELA BERTOLINO: POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA UNA INGENIERA NUCLEAR ASUMIÓ COMO VICEDIRECTORA D

La científica hace historia en la institución de Bariloche. Se suma a Ana Franchi que, de manera reciente, se convirtió en la segunda mujer en asumir la presidencia del Conicet desde 1958. Susana Mirassou hizo lo propio en INTA. El área de CyT exhibe gestos positivos que apuntan a la democratización del acceso a cargos jerárquicos.

En este marco, no deja de ser una excelente noticia para el sistema científico y tecnológico que, de manera reciente, absorbió otras bocanadas de aire fresco con las designaciones de Ana Franchi y Susana Mirassou en la presidencia de Conicet e INTA respectivamente. Por su parte, desde su nuevo lugar jerárquico en el Balseiro, esta cordobesa de 48 años, deberá coordinar las carreras de Ingeniería nuclear, mecánica y en telecomunicaciones, así como también administrar los posgrados asociados a dichos campos disciplinares. Es Investigadora del Conicet y docente del Instituto desde su retorno en 2008, cuando fue repatriada desde Francia y decidió pegar la vuelta porque quería “devolverle al país y al Estado argentino un poquito de todo lo que había recibido”. La gestión emergió de manera natural y sin proponérselo se ganó un lugar de prestigio entre sus colegas. Aquí narra la aventura de hacerse un espacio en un escenario tradicionalmente monopolizado por los hombres, al tiempo que desarma la mala imagen que la energía nuclear tiene en el espacio público.

En este marco, no deja de ser una excelente noticia para el sistema científico y tecnológico que, de manera reciente, absorbió otras bocanadas de aire fresco con las designaciones de Ana Franchi y Susana Mirassou en la presidencia de Conicet e INTA respectivamente. Por su parte, desde su nuevo lugar jerárquico en el Balseiro, esta cordobesa de 48 años, deberá coordinar las carreras de Ingeniería nuclear, mecánica y en telecomunicaciones, así como también administrar los posgrados asociados a dichos campos disciplinares. Es Investigadora del Conicet y docente del Instituto desde su retorno en 2008, cuando fue repatriada desde Francia y decidió pegar la vuelta porque quería “devolverle al país y al Estado argentino un poquito de todo lo que había recibido”. La gestión emergió de manera natural y sin proponérselo se ganó un lugar de prestigio entre sus colegas. Aquí narra la aventura de hacerse un espacio en un escenario tradicionalmente monopolizado por los hombres, al tiempo que desarma la mala imagen que la energía nuclear tiene en el espacio público.

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