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FIRMA DE UN ACUERDO SIN SUSTENTO JURÍDICO, LA METÁFORA PERFECTA CON LA HOJA VOLADORA...

  • lanoticiaprimero
  • 14 may 2021
  • 2 Min. de lectura





Nos gustaría compartir tanto entusiasmo cuando se anuncia que los trabajadores y trabajadoras municipales ganan en derechos y pueden gozar de los beneficios del bienestar. Pero lamentablemente debemos anunciar que cuando se opera en la ilegalidad es cuando los trabajadores y trabajadoras pierden, pues, qué garantías pueden tener de actos como el celebrado entre la Intendenta de la Municipalidad y el Dirigente del Seom que rubrican un documento: NINGUNA, sencillamente porque violan la ley. La OIT y la ley de asociaciones sindicales establecen de manera muy clara quiénes pueden firmar acuerdos con validez territorial y personal. Es por ello que nos llena de indignación la vileza con se manosea al personal municipal generando expectativas sin base legal segura.




El acuerdo a que pudieran haber llegado la entente no garantiza que sea aplicable en el tiempo por su naturaleza antijurídica, por un lado, porque una de las partes, la Intendenta y sus acólitos funcionarios, viola la obligación de negociar colectivamente con el Sindicato que tiene la competencia y los atributos legales, incurriendo en práctica desleal y contraria a la ética de las relaciones laborales, la otra parte, la gremial, con ambiciones imperialistas (oriundo del Principado del Oeste), viola la Resolución 414/09 y 782/15 del Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social de la Nación, que es la autoridad competente, donde tiene otorgado el ámbito territorial limitado al Dpto Castellanos, por ende, carece de capacidad de representación en la Municipalidad de Esperanza, acólita de la Festram que practica en bonapartismo de precarización.





La APM no va a convalidar acuerdos espurios e ilegales porque comparte una tradición, contemporánea con nuestro inolvidable José Pedroni, que nos recuerda aquel hermoso poema que papeles firmados en el aire son hojas voladoras:




“La Hoja Voladora”



Derribarás un árbol, dos, tres, cuatro,


pero la hoja no.


Siempre hay una hoja que se salva


y vuela bajo el sol.


Encerrarás un ave, dos, tres, cuatro,


pero su canto no.


Hay dos cosas eternas como el aire:


la idea y el amor.



La hoja de la imprenta de Sarmiento


era igual que su voz.


Entraba por debajo de las puertas


como el grillo y el sol.



El tirano quería detenerla,


pero no pudo, no.


En su propio bolsillo la encontraba,


en el de su reloj.



Si la quemaba, se volvía llama.


Si la rompía, se volaba en dos















 
 
 

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